Mes de Mayo

• La historia de una de las imágenes más milagrosas y famosas de España, que ha dado lugar a una multitudinaria peregrinación anual.
  La historia de la Virgen del Rocío es una más de tantas de imagenes milagrosas encontradas por casualidad. En el siglo XV, un cazador llamado Gregorio Medina salió con sus perros a cazar. En una zona llamada 'La Rocina' se percató de que sus perros se ponían muy nerviosos y ladraban sin parar. Entre una mata de espinos halló una imagen colocada en el hueco tronco de un árbol. Era una talla de poco más de un metro y portentosa hermosura, tenía sobrepuesta una túnica de lino blanco y verde con una inscripción latina a la espalda que decía "Nuestra Señora de los Remedios".

• La sacó del hueco con mucho esfuerzo y se la llevó a la Villa de Almonte. Durante el camino se sintió muy cansado y se quedó dormido. Al despertar se dio cuenta de que la imagen no estaba con él, y volvió al sitio donde la había encontrado. Allí estaba la talla de la Virgen.
  Tomó el camino de Almonte y allí narró lo sucedido al clero y al cabildo a resultas de lo cual salieron a buscarla. La llevaron al pueblo donde permaneció mientras se levantó una ermita en el lugar donde fue hallada y se construyó un altar para colocar la imagen, de tal modo que el tronco en que fue encontrada le sirviese de pedestal.
  A mediados del siglo XVII la imagen es nombrada patrona de Almonte y comienza a ser conocida como 'Virgen del Rocío'. A principios del siglo XX es coronada canónicamente por el entonces cardenal arzobispo de Sevilla, Don Enrique Almaraz y Santos. La imagen es una talla gótica en madera de abedul, según los entendidos revela el estilo del siglo XIII, con lo que se demostraría que es la misma imagen de Alfonso X "El Sabio".
• Peregrinación Una semana antes del lunes de Pentecostés empieza la peregrinación hacía El Rocío. El llamado 'Camino', es el que cada hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta la ermita del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen.
• Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás del Simpecado, símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan en una carreta tirada por bueyes, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.
  El lunes de Pentecostes, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros de los almonteños, lo cuales han saltado la reja de madrugada, en un momento de gran emoción, para llevar sobre sus hombros a la Blanca Paloma. Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.
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